Juan Mingarro (Lucius Tronic)

Juan Mingarro

B.Echeverría

Juan Mingarro junto con su hermano Alejandro crearon en el 2006 la agencia de ilustración y diseño Brosmind, pero su interés creativo abarca un amplio abanico de inquietudes, entre ellas, la música. Juan Mingarro, bajo el nombre de Lucius Tronic ha publicado dos discos Quiero y no puedo (2021) y Perfil bajo (2022), hablamos con él acerca de su trayectoria creativa.

Brosmind es la agencia de diseño e ilustración que creasteis tu hermano y tú. De dónde nace ese interés por la ilustración y el diseño. ¿Recuerdas cómo eran tus primeros dibujos y la relación con lo plástico?

Mi hermano Alejandro y yo tuvimos predisposición para esto desde niños. Nos gustaba dibujar y hacer cómics, construíamos vehículos y todo tipo de accesorios para nuestros muñecos, grabábamos nuestras propias versiones de películas famosas con una cámara de video… La creación siempre fue una parte esencial de nuestro juego en común.

¿Cuándo te das cuenta de que harás de la creación y de la imaginación tu oficio?

Pues la verdad es que bastante tarde. Es curioso porque a pesar de que nuestra conexión con la creatividad era evidente, ninguno en la familia creía que aquello podría convertirse en trabajo real. De hecho yo estudié la carrera de Farmacia, pues era la profesión de mis padres y me pareció lo más lógico en su momento. Por suerte, un profesor del instituto de nuestro pueblo aconsejó a mi hermano que estudiase algo relacionado con el diseño. Cuando descubrimos ese nuevo mundo, nos dimos cuenta de ese era el camino que debíamos haber tomado desde el principio. Al final yo también acabé estudiando diseño gráfico y montamos el estudio Brosmind en 2006. Tuvimos un comienzo un poco disperso, y no acabamos de creérnoslo hasta que un proyecto que hicimos ganó varios premios importantes. Muchas agencias comenzaron a contactar con nosotros y a partir de entonces nos especializamos en ilustración.

Cuando veo los diseños de Brosmind no puedo dejar de pensar en vuestro trabajo como en un arte pop futurista, con mucha relación también con el mundo del cómic.

El cómic y la cultura popular de los 80-90s son un gran referente. Crecimos bajo la influencia de los dibujos animados, los juguetes y los cómics de aquella época, que según nuestra opinión, fue la edad dorada del entretenimiento infantil.  Leíamos muchos tebeos de Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, Superlópez… también teníamos álbumes europeos de Tintín, los Pitufos, Asterix y Obélix. El manga impreso apenas existía, pero gracias a los dibujos animados descubrimos el trabajo de Akira Toriyama, en series como Dr, Slump y Dragonball. Nuestras figuras de acción favoritas eran los G.I. Joe, los Masters del Universo y las Tortugas Ninja, que además tenían su correspondiente serie de dibujos animados. Las ilustraciones que decoraban las cajas donde venían estos muñecos eran fabulosas. Eran escenas en las que veías a tu muñeco en acción, luchando contra otros personajes de la colección… te metían de lleno en el universo de la franquicia y hacían volar tu imaginación. A veces también incluían un mini cómic… en fin, qué recuerdos.

Logicamente al crecer y madurar (ejem) hemos ampliando nuestras inquietudes, pero seguimos siendo aficionados al comic, a la fantasía, al coleccionismo… Ahora tenemos referentes que pertenecen al mundo del arte o del diseño, pero no olvidamos que el origen espiritual de Brosmind está en todas aquellas producciones que disfrutamos en nuestra infancia.

Juan Mingarro y Alejandro Mingarro estudio Brosmind

Entre toda esta faceta creativa, ¿cuándo surge también la musical? 

Mi hermano y yo aprendimos algo de música cuando éramos pequeños en el conservatorio de nuestro pueblo. Yo en concreto estudié varios años de piano y solfeo, pero lo dejé cuando comencé el instituto. Al menos conseguí cierta base práctica y teórica y desde entonces siempre me gustó tocar instrumentos e inventar mis propias canciones. Nunca ha sido mi ocupación principal, pero la música siempre me ha acompañado y me ha proporcionado momentos de gran felicidad.

Bajo el nombre de Lucius Tronic compones música electrónica, ¿por qué este género?, ¿hasta qué punto te permite experimentar la electrónica?

La música electrónica ya no tiene límite. Es cierto que asociamos este género con una determinada estética sonora, definida por el tipo de máquinas que utilizaban sus pioneros. Pero la tecnología ha evolucionado tanto que la música electrónica ni siquiera tiene por qué sonar a música electrónica. Evocar los sonidos electrónicos clásicos es ya una opción estilística. Ahora podemos crear una banda sonora que incluya trompetas, timbales o violines, y poca gente notaría la diferencia con los instrumentos originales.

Además, es un tipo de música que puedes crear en cualquier parte. Puedes producir una canción de principio a fin mientras viajas en un avión, utilizando un ordenador portátil o una tablet. Trabajar digitalmente hace que el proceso de creación sea super eficiente. Puedes conseguir interpretaciones que técnicamente no serías capaz de tocar en un instrumento real. O registrar una melodía y cambiar el instrumento, corregir cualquier nota o modificar el sonido a posteriori. Las posibilidades son infinitas, y la tecnología muy accesible.

¿Con qué  herramientas cuentas para desarrollar las canciones?

Suelo utilizar un secuenciador Arturia Keystep Pro al que conecto 3 sintetizadores y una caja de ritmos. Los que tengo ahora son un Novation Mininova, un Korg Microkorg XL, un Korg Monologue y un Elektron Model:Samples. 

En cuanto a software, uso mucho Korg Gadget 2 en un iPad Pro y Ableton Live cuando trabajo en ordenador.

Llevas dos discos publicados Quiero y no puedo en 2021 y Perfil Bajo en 2022, ¿cómo surgen la composición de las canciones?, ¿cuales son los pasos que sigues para la  grabación de las canciones?

Siempre tengo en mi cabeza una reserva de melodías o puntos de partida para futuras canciones. Me gusta sentarme con mis teclados y comenzar a tocar hasta que encuentro un camino interesante que desarrollar. Cada álbum de Lucius Tronic siempre tiene 10 cortes, cuya producción me suele llevar más o menos un año de tiempo. Voy trabajando en todas las canciones al mismo tiempo, saltando de una a otra según como vaya mi inspiración.

Más que la producción del sonido, lo que más disfruto es la construción de la estructura musical de cada tema. Es como resolver un  rompecabezas. Hay canciones que casi se hacen solas, y otras que por el contrario se me atragantan y tardo meses en resolver.

Voy montando las canciones en el Keystep Pro o en el iPad, y al final las paso al Ableton Live para preparar la mezcla final. Cuando por fin tengo todas las canciones terminadas, hago un repaso general del álbum para terminar de equilibrar las canciones entre sí, decidir el orden definitivo, etc… 

Lucius Tronic, Perfil Bajo (2022)

Si me permites, hablemos de tu colección de discos, entre ellos figuran Kraftwerk, Battiato, Kings of Convenience, Parade, un gusto ecléctico, la música mejor si prejuicios, ¿verdad?

Desde luego, cuanta más variedad mejor. Me gusta elegir el disco adecuado para cada ocasión y eso no se puede conseguir con un solo género musical. 

En cualquier caso, el vinilo es un formato maravilloso. Simplemente sosteniéndolo en las manos ya te hace feliz. Claro, no es tan práctico como escuchar música en Spotify, pero precisamente debido al ritual que conlleva buscar el disco, sacarlo de la funda y pincharlo se genera un momento muy especial. 

¿Eres de las personas que peregrinan por las tiendas de discos o tienes lugares fijos a los que acudes con frecuencia? 

Cada vez compro menos en tiendas. Y no me refiero solo a la música, sino a cualquier tipo de producto. Eso sí, siempre que me encuentro con una balda o caja llena de vinilos es dificil que no acabe comprándome alguno. La mayoría de los que adquiero ahora son a través de internet, normalmente en Discogs

¿De entre tu colección cuáles son aquellos que pasan más minutos en el plato?

Pues mira, por ejemplo, la banda sonora de Blade Runner interpretada por la New American Orchestra (1982) es como un disco comodín que me encanta poner en cualquier momento. Otros discos que son míticos en nuestro salón son el Easter sounds de Yusef Lateef, el Sgt. Pepper’s de los Beatles, Nightclubbing de Grace Jones, el Deepcuts de The Knife, Toto IV de Toto, Plantasia de Mort Garson… 

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