B.Echeverría
En 1994 se publicó Los Flechazos, Haciendo Astillas el Reloj, en él Ezequiel Ríos cuenta la historia del grupo mod leonés referente en toda la península. Para escribirlo, el autor acompaña al grupo más allá de sus conciertos. Hoy, casi treinta años después, el libro se ha convertido en un documento histórico musical.
Han pasado casi 30 años desde la publicación en 1994 de Los Flechazos Haciendo Astillas el reloj, ¿cómo recuerdas el momento en que decides escribir el libro?
Los Flechazos eran un grupo muy importante por aquellos años de finales de los 80´s y el primer lustro de los 90´s. Yo tenía relación con varios miembros de la banda, era fan y amigo al mismo tiempo, coincidíamos en fiestas, nos intercambiábamos fanzines, nos unía el amor por los 60´s y toda la cultura mod.
No recuerdo bien quién ni cómo, pero, de cerrar mi etapa como “seudo-periodista musical” en un último número de SOULÉ, dedicado a la banda leonesa, me vi envuelto en la preparación de un libro.
Fue todo muy rápido y pasional, así recuerdo aquello.
Con el fanzine Soulé, tu trayectoria como documentalista de la cultura mod ya venía de lejos
Si, desde muy joven empecé a escribir sobre aquel “submundo”, tuve una hoja informativa que se llamaba Grow Your Own en honor a mi banda favorita que eran The Small Faces, colaboraba en un montón de modzines de la época, y obviamente quise poner a Sevilla en aquella lanzadera.
Estuve varios años editando el modzine que llegó a vender quinientos números por toda Europa y que centré en la escena modernista española. Allí entrevisté a bandas hoy consagradas como Sex Musseum, Los Sencillos o Xoel López cuando militaba en Los Covers, entre otros; entrevistas que realizaba a vuelta de correo, de forma artesanal con mi máquina Olivetti y mi bote de típex.
El fanzine me dio pie a organizar un montón de fiestas, concentraciones, exposiciones. Todo de una forma muy prehistórica pero, eran tiempos de cartas selladas, flayers con letras adhesivas y teléfonos con cables.
Con los medios que tenemos al alcance ahora es difícil entender el gran papel que jugaban los fanzines entonces.
Sí, es un poco lo que te digo, jugábamos con lo que había en el mantel, las ganas de hacer y la pasión por contar la explosión que se vivía en la escena mod de aquellos años, suplían los inconvenientes.
Los fanzines eran fundamentales para conocer lo que pasaba en las diferentes ciudades y hacerte una idea global de todo lo que estaba ocurriendo por entonces y, obviamente, hoy es un pozo para historiadores, sociólogos o aprendices con ganas de conocer las raíces.
En la contracubierta del libro te declarabas como mod confeso, ¿recuerdas en qué momento nació tu interés por aquella cultura?
Recuerdo el momento exacto. Tenía yo 13 años y vi por la calle a un tipo con una gabardina verde y una bandera inglesa en la espalda. Me quedé flipado con esa estética, mi padre tenía una gabardina casi igual que aquella, me la apropié y le coloqué en la espalda la bandera de Andalucía,
Luego vinieron la curiosidad, el acercamiento vergonzoso a aquellos primeros mods sevillanos, los encuentros buscados en los bares y las primeras fiestas.
Así pasaron las décadas y poco a poco mi papel en aquella escena fue tomando cierta fuerza. El resto anda por ahí documentado!
Puedo imaginar todo lo que te aportó, ¿sigue la esencia mod en tu ADN?
Obviamente que sigue el ADN modernista pero, con los años de diferente manera; me siguen interesando un montón de cosas de la cultura mod, otras ya no tanto y algunas mejor olvidarlas. En cierta manera aun hoy sigo activo, colaboro en algunas iniciativas y hasta hace unos pocos años he estado recorriendo medio mundo con mi maletín y mis discos. Uno intenta que todo aquello no muera y va sembrando.
El libro nace de tu admiración por el grupo, pero al margen de eso, es un libro con 14 capítulos muy bien documentados de primera mano, ¿recuerdas cómo se producían aquellas entrevistas y en general el proceso de documentación para escribirlo?
Yo tenía 21 años cuando empecé a escribir el libro, viajé con mi grabadora a León a entrevistar a todos los integrantes de Los Flechazos en varias ocasiones. Estuve en sus casas ( las de sus padres por entonces), tomaba notas de todo durante los viajes en tren hacía León desde Sevilla y viceversa hice con ellos una “mini gira” (Tomelloso, Burgos, Madrid…creo recordar) durante la que convivimos varios días. Tenía quinientos folios escritos a bolígrafo.
Fui a DRO a elegir fotografías, los Jefes de aquel imperio discográfico me permitieron todo, me colocaba detrás de la banda en los conciertos. Me convertí un cronista que babeaba con todo aquello.
Durante un par de años le di forma a todo lo que tenía recopilado, y al final el resultado fue Haciendo Astillas el reloj, el libro que pronto cumplirá 30 años y del que aun hoy ( ¡sorprendentemente!) se sigue hablando. El título lo tomé de una frase que me dijo Alejando no sé bien a cuento de qué, pero me pareció inmejorable.
El libro lo publicas en Ediciones guía de música dentro de la colección La Encrucijada ¿cómo sucedió ese paso?
Eso no lo recuerdo bien, tuve un par de llamadas de Editoriales e incluso pensé en editarlo yo, pero al final con La Encrucijada todo fue fácil. Cuando me llegaron las copias a casa, se lo regalé a varios amigos y Luis Clemente (hoy un reconocido escritor musical) me dijo que yo era el primer sevillano en conseguir publicar un libro sobre música. Aquello me dejó impactado.
Hace poco en la presentación de su último libro sobre el Progresivo Español me aclaró que no fui el primero, sino el segundo. ¡Eso me quitó responsabilidad!!
En el hipotético caso de que el libro se reeditase a día de hoy, con la perspectiva de los años y pudieses escribir el capítulo 15 ¿añadirías algo?
No te creas que es imposible, tengo muchas peticiones para esa reedición, e incluso alguna vez lo he comentado con miembros de la banda, pero ya no tengo la pasión que me movió entonces ni el tiempo necesario. No obstante, de hacerlo algún día, incluiría un capítulo final que sirviese como puente desde el ocaso de la banda al amanecer de Cooper, por ejemplo.