Tulleito, Isaac Pedrouzo

B.Echeverría

Tras dos libros de relatos, el ourensano Isaac Pedrouzo publica su primera novela Tulleito (Montventoux, 2022) que desmitifica la infancia y refleja lo complicado del paso a aquello que llaman edad adulta.

En la introducción de tu libro señalas que: No todos lo niños son felices por el simple hecho de serlo, puede ser algo crudo decirlo pero cuánta verdad hay en esa frase ¿crees que reconocerse en esta realidad ha supuesto una decepción para muchas personas?

Es una afirmación jodida. Yo ahora soy feliz la mayor parte del tiempo y trato de no pensar en los momentos donde no lo fui. Los niños y niñas son la hostia, a veces les tratamos como si no se enterasen de nada y en realidad es lo contrario: también se deprimen, también se preocupan. Ser niño o niña es una tarea complicadísima. Más difícil que ser adulto.

Los nacidos en los años 80, podrán sentirse familiarizados con muchos detalles que reflejas en tu novela como aquellas experiencias con el flúor y las bolsas de leche en el colegio, los VHS, series como Dragon Ball o Friends, las llamadas perdidas… ¿crees que podríamos considerar Tulleito como una crónica generacional?

Desde luego puede parecerlo, pero no a propósito. Es decir, solo quise contar una historia de como uno no siempre termina siendo la persona que tenía pensado ser. A este personaje le pilló en los 80/90. Pero podría contarse en los 60 o en los 2000. Me imagino a mi sobrino dentro de 30 años hablando de lo que era un pendrive cuando ya no existan.

Dices que: La vergüenza es un extraño enemigo que a menudo te libra de las escenas embarazosas de la vida, sin embargo has conseguido desembarazarte de ella y eres capaz de narrar episodios de tu vida que a veces uno prefiere intentar olvidar.

No hay que olvidar. El pasado es más un aliado que un enemigo. La segunda vez que me bajaron los pantalones en mitad del patio del colegio ya sabía cómo tenía que reaccionar. Y la vergüenza, bueno, yo me la dejé en un tercero sin ascensor una noche muy tarde. Desde aquellas, ya no tengo.

Hay cierto humor e ironía a lo largo de la narración a pesar de contar hechos que son más bien amargos, ¿crees que este tono ayuda a escribir sobre algo que de entrada es doloroso?

Es una cosa importante. Si uno no sabe reírse de sí mismo no puede reírse de lo ajeno. Al igual que si uno no se quiere, es muy difícil que alguien vaya a quererlo. Es un mecanismo que ya usaba Chandler: el humor como defensa.

La música está muy presente en Tulleito y el interés hacia ella surge muy pronto en ti, ¿qué dirías que ha aportado y aporta la música en tu día a día?

La vida es eso que sucede mientras suena la música. Todo, absolutamente todo en mi vida, está relacionado con la música. Las canciones han explicado cosas que yo no era capaz de explicar. Además, puedo afirmar que hay más literatura en algunas canciones que en muchos libros. Si no hay música siempre tengo la sensación de que algo no va bien.

A pesar de todos los avatares, en la novela hay cierta luz en el horizonte, esta luz acabará tomando forma y nombre convirtiéndose en un lugar de referencia musical en Ourense, ¿a los 14 años te imaginabas que algo así iba a ser posible?

A los 14 años no me imaginaba nada. Solo me preocupada por ser aceptado en el instituto. No tenía ninguna meta profesional. Ninguna inquietud más allá de gustarle a alguna chica. Es lo que te decía antes, uno nunca sabe en quien se va a convertir. Yo tuve suerte y acabé siendo medio normal con una vida medio normal. Pero podría haber terminado siendo, qué sé yo, notario. ¡Qué agonía!

En una novela donde se suceden tantos hechos biográficos y de forma cronológica, ¿ cómo recuerdas el proceso de escritura?

Cuando pienso en cómo se creó Tulleito recuerdo la cantidad de cosas que iba recordando según el libro avanzaba. Marcas, canciones, personajes. De repente se me venía una imagen de Norma Duval o del VIP NOCHE. La verdad, ahora que lo pienso me reí bastante y lloré lo suficiente.

Tulleito nace después de que publicaras Todo esto tiene una historia y Esto no es Oregón, lo que nos hace preguntarnos de dónde surge y cuándo tu relación con la escritura. Sigue siendo muy estrecha a día de hoy con tus microrelatos en Instagram, ¿verdad?

No sé de donde me vino la faceta. De mi madre, supongo. Un día empecé a escribir y resultó que se me daba bien, o todo lo bien que se me puede dar. Ahora necesito un respiro de escritura aunque en Instagram siga compartiendo algunas cosas (@isaacpedrouzo). ‘Tulleito’ es lo más difícil y mejor que he escrito en mi vida. No sé qué será lo siguiente, o sí lo sé pero tengo que averiguar si soy capaz. Da un poco de miedo. De momento quiero seguir presentando el libro y contarle a la gente el qué y el porqué.

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