B.Echeverria
Oscar Quant, es un referente dentro de la escena musical ferrolana, melómano desde pequeño cuenta con tres proyectos musicales: «Quant», «Skyhooks» y «Weather Underground». Ha publicado el libro «Bailando sobre el parqué» y su último disco publicado es «Basado en Hechos reales» de la mano del sello Ferror Records. Hablamos con él de sus preferencias musicales y discos más preciados.
Quant es tu proyecto musical con el cual has publicado 5 discos (si no me equivoco), pero seguro que tu relación con la música empezó mucho antes: ¿Cómo recuerdas tus primeras andaduras musicales? ¿Cómo empezó el idilio con la música?
Me aficioné a los vinilos por la pequeña colección de discos que tenían mis tíos. Estaba muy advertido de que los tratase con cuidado así que aprendí pronto el ritual de poner a girar un LP. Había que hacerlo un poco a escondidas, utilizando auriculares y volviendo a colocarlos en el mismo orden. Así descubrí el “Cuando se come aquí” (1982) de Siniestro Total, el “Desintegration” (1989) de The Cure y un montón de álbumes que, al final, acabaron formando parte de mi propia y modesta colección. La primera vez que vi un disco de The Cure (en mi defensa diré que era un niño) exclamé: “OH! EL cura?!” y mi tío me dijo: “No, LA Cura”. Pensé que era el nombre de banda más alucinante del mundo

¿Recuerdas cómo iniciaste tu colección de discos?
Pronto mis gustos se fueron ampliando y sofisticando. Además ,como le ocurría a mucha gente de mi generación, debíamos hilar muy fino para encontrar exactamente el disco que podía gustarnos. No había margen de error. Ibas a gastarte lo que, por aquel entonces, era un dineral en el disco que escucharías un millón de veces hasta que pudieses permitirte el siguiente. ¡Era una elección a vida o muerte!! En ocasiones tomabas la decisión por razones muy peregrinas: el diseño de la portada, porque habías visto alguna foto en la carpeta escolar de alguien, por un póster que algún amigo tenía colgado en su habitación, o por cuestiones mucho más relevantes: la recomendación de algún crítico con criterio, haber asistido a un buen concierto o porque sabías que era la influencia de algún otro grupo que te gustaba y querías seguir tirando del hilo.
Mi compilación es muy modesta, algunos de mis amigos tienen colecciones mucho más extensas que la mía. Pero estas estanterías están organizadas como si de una línea temporal se tratase, una especie de biografía que traza y conecta muchas épocas de mi vida.
¿Cuál fue el primero?
Si hablamos de cintas de casette creo que sería una de Tecnotronic o Prince con 12 o 13 años. En lo referente a cds sospecho que una recopilación de grandes éxitos del Rock and Roll de los 50 (con todos los clásicos Little Richard, Jerry Lee y, por supuesto, mi adorado Roy Orbison). En cuanto a mi primer vinilo: el “Darkness on the edge of town” (1978) de Springsteen, era el único que le faltaba en su discografía a mi tío y, en consecuencia, el que me faltaba por escuchar.
Otra pequeña joya entre mi colección es el primero de los Raspberries (1972) un disco maravilloso en lo musical, con la particularidad, además, de que mi copia pertenece a la primera edición americana en la que el logo del grupo viene impregnado con un fuerte olor a frambuesa
¿Cuál ha sido tu última adquisición?
El “Short Sharp Shocked” (1988) Michelle Shocked, y el “Nevermind the bollocks” (1977) para regalárselo a una joven amiga (pieza indispensable en cualquier educación básica). No compro demasiadas novedades excepto que sean ediciones de amigos. Espero con ilusión las próximas reediciones del primer disco de Sandford Music Factory, por Radix Records… y, por supuesto, el lanzamiento de su próxima grabación.
¿Qué tiendas de discos frecuentas y suponen un referente para ti?
Esta pregunta me duele mucho. En mi ¿ciudad? no quedan tiendas de discos. La más longeva (Tienda M4) cerró hace años, pertenecía al padre de mi primer batería en Quant, y supongo que fue insostenible mantenerla ante la caída en picado de la venta de discos. Siempre que voy a ciudades cercanas procuro visitar alguna como Honky Tonk en Vigo o la recientemente abierta La Galleta en A Coruña, en la cual he estado hace apenas unos días. Además, siempre que viajo al extranjero lo primero que suelo hacer es marcar en el mapa las tiendas de discos. Visitarlas una a una me parece la mejor manera de perderse por la ciudad y conocer los barrios más bohemios y alternativos. Me gusta curiosear y enterarme de cual es la escena local, cotillear con el dependiente o fijarme en los carteles que anuncian conciertos en las salas locales. Estuve en Porto el verano pasado y me encantó la tienda Porto Calling (me llevé el “Murmur” (1983) de REM y el “Café Bleu” (1984) de Style Council.

¿Qué 8 discos consideras como las joyas de tu colección?
Uno de los mayores logros de mi colección es haber conseguido todos la discografía completa de Elvis Costello en vinilo. Asimismo, me propuse no comprarlos ni en Amazon ni en cualquier otro proveedor de internet. Es algo que odio y a lo que solo recurro cuando no hay alternativa. Debo encontrarme con ellos, acudir y rebuscar en tiendas físicas hasta tenerlos delante de mis narices… fue una ardua tarea, que me llevó años, hasta que, por fin, sólo me faltaba uno de toda su discografía: “This year´s model” (1978). Ahora estoy obsesionado con el grupo XTC y barrunto volver a las andadas y emprender una nueva búsqueda hasta conseguir todos los álbumes de esta banda.
Otra pequeña joya entre mi colección es el primero de los Raspberries (1972) un disco maravilloso en lo musical, con la particularidad, además, de que mi copia pertenece a la primera edición americana en la que el logo del grupo viene impregnado con un fuerte olor a frambuesa. Y después de 50 años todavía conserva ese perfume!!!! Recuerdo cuando lo encontré en la tienda de discos. Lo saque de su funda de plástico y lo puse en la nariz para comprobar si la leyenda era cierta y al comprobar que la fragancia todavía permanecía me puse como un loco de contento y entonces me di cuenta que toda la tienda, incluida la dependienta, me estaban mirando extrañados ante mi absurdo comportamiento olisqueando discos de hace 40 años.

Otros álbumes a los que les tengo muchísimo cariño son los primeros de Talking Heads, un grupo que durante años reconozco no me gustaba. Pero los heredé de un amigo que se quiso deshacer de su colección (la inconsciencia y estupidez humana no tiene límites) y allí estuvieron, en la estantería durante mucho tiempo, convencido de que ese grupo no era para mí. No lograba entrar en su propuesta. Hasta que un día aburrido, los pinché sin ninguna esperanza y se hizo la luz. Ahora son de mis bandas favoritas y es fantástica esa sensación de superar prejuicios y barreras críticas para, finalmente, lograr que algo tan bueno te enganche para siempre. Me encanta cuando eso ocurre.
Y para finalizar, los dos primeros y únicos discos de Phil Seymour (1981 y 82). Los compré durante un viaje a Amsterdam en una pequeña tienda underground (literalmente) a un disquero que parecía estar vendiéndome droga en lugar de música. Aquel surrealista viaje empezó cuando fui invitado a un concierto de Calexico por el mismísimo Joey Burns, luego confundí a Amparo Sánchez (Amparanoia) con una concursante de Operación Triunfo, tuve que recorrer Amsterdam a pie cargando con esos dos discos en la mano (atropello de bicicleta incluido) en busca de una habitación en donde pasar la noche ya que la mía estaba siendo ocupada por Micky Mouse. Todo aquello acabó con los discos de Phil Seymour intactos (historia verídica y juro que no consumí ningún tipo de estupefaciente).
¿Tienes algún ritual y/o momento perfecto a la hora de escuchar tus discos?
No especialmente. Hace tiempo me gustaba quedarme dormido con algún disco después de salir un sábado o a la vuelta de un concierto. Otras veces prefería poner algún disco a todo volumen y enchufar la guitarra al ampli para tocar por encima. Esto último lo hacía mucho con los Ramones (y quién no?). Pero ante mi poca pericia instrumental y escaso oído para descifrar los acordes, aquello acababa siendo una sesión de posturitas delante del espejo. (quien no lo ha hecho?).
¿Qué ha supuesto el sello “Ferror Records” en tu carrera musical?
Ferrol necesitaba algo así desde hace tiempo. Un sello que aglutinase, reorganizase y catalogase la escena. Y sobre el que a su alrededor todos pudiésemos avanzar. Están haciendo un gran trabajo con una cuidada selección y edición de sus grupos. A Quant nos han ayudado mucho y esperamos que sigan creciendo (o al menos, existiendo) muchos años más.