B.Echeverría
Javier Escorzo publica con la editorial Efe Eme el libro «Balmoral, Loquillo, por un instante, la eternidad«. En él se disecciona, a través de múltiples testimonios, la gestación de un disco trascendental en la carrera de Loquillo.
Como melómano, habrá cientos de discos y artistas que te acompañan día a día, ¿por qué Loquillo? ¿por qué Balmoral?
Elegí a Loquillo porque es uno de mis artistas favoritos, he seguido muy de cerca su carrera y la conozco bien. Además, ha tenido una vida y una trayectoria muy intensas, y eso hace que dé mucho juego para escribir sobre él. Decidí centrarme en Balmoral porque creo que es uno de sus mejores discos a nivel artístico. Por otro lado, marcó un punto de inflexión en su carrera: era el primer álbum sin los Trogloditas, se reencontró con Sabino Méndez, consiguió unificar en un solo álbum todos los conceptos y estilos que había trabajado en los lustros anteriores por separado (rock adulto, poesía contemporánea, canción francesa, jazz…). Balmoral fue su trabajo de madurez, ahí empezó la época en la que está ahora.
Este libro es un gran trabajo de investigación y de entrevistas a personajes clave que acompañaron a Loquillo antes y durante la preparación y grabación de Balmoral ¿cómo abordaste este trabajo?
Al tratarse de un libro monográfico sobre un disco en concreto, la consigna era clara; desmenuzarlo al detalle. Contar su origen, el camino que tuvo que recorrer el Loco para llegar a una de sus grandes obras. Para eso necesitaba situarlo en un contexto temporal, personal y artístico, hablar sobre los discos anteriores, detallar sus influencias y pretensiones, explicar el proceso creativo, la composición, la grabación y producción, así como el resultado final y su repercusión. Evidentemente, la voz de Loquillo era imprescindible para construir el relato, pero también busqué la de muchos de sus colaboradores para que la visión fuese más global y completa. Quise hablar con los compositores, con los músicos de la banda, con el productor, que desempeñó un papel esencial, con gente de su discográfica, con el fotógrafo… No pretendía que fuese un libro de detalles técnicos, pero sí quería que todos ellos contasen, de manera clara, sus recuerdos y opiniones sobre aquella época.
Durante el proceso de escritura, ¿has conocido detalles del Loquillo y de Balmoral que aun siendo seguidor de su trayectoria desconocías?
Como te he dicho, yo conocía muy bien la carrera de Loquillo, pero al escribir este libro he tenido la oportunidad de profundizar en detalles que me eran ajenos. De todas formas, si hay un rasgo de la personalidad del Loco que he podido constatar, este sería, sin duda, su capacidad de trabajo. Repasas su carrera y nunca se ha concedido una temporada de descanso, jamás se ha tomado un año sabático. Siempre ha estado de gira, o grabando, o promocionando… Buen ejemplo de ello es lo que le ha sucedido en esta temporada de pandemia: él tenía prevista una gira por grandes recintos para presentar su disco El último clásico. Como las circunstancias no se lo han permitido, en vez de sentarse a esperar (como han hecho muchos otros), ya ha realizado una gira con su repertorio de poesía contemporánea, está grabando su próximo disco, me ha ayudado con este libro… Es un auténtico animal, no se detiene nunca.

Evidentemente, la voz de Loquillo era imprescindible para construir el relato, pero también busqué la de muchos de sus colaboradores para que la visión fuese más global y completa.
Al final del libro escribes “la mayoría de la prensa siempre ha visto a Loquillo como un tipo medio lelo, que no tenía cerebro” ¿crees que Loquillo a pesar de su larga y nutrida carrera sigue siendo desconocido en algunas facetas?
Esa frase la pronuncia el propio Loquillo y yo estoy de acuerdo con él: siempre ha habido ciertos prejuicios, ha habido mucha gente que lo ha menospreciado. Desde los ochenta, Loquillo es un icono de la cultura española: todo el mundo sabe quién es, incluso la gente a la que no le interese su música. Eso hace que quien no haya seguido su carrera pueda encasillarlo en un estilo muy concreto, a pesar de que él ha hecho muchas otras cosas que no han tenido tanta repercusión popular. Pero también creo que él ha ido derribando todos esos tópicos que se le atribuían, es una de las conclusiones que pueden extraerse del libro.
Balmoral supuso en palabras textuales “el momento en exacto en que dejó de ser un mero artista para convertirse en una idea” ¿hasta qué punto Balmoral es trascendental en su carrera?
Yo creo que es absolutamente transcendental, porque marcó un punto de inflexión en muchos aspectos: en cuanto a su repercusión popular, con Balmoral recuperó la aceptación del gran público después de una larga travesía por el desierto; la crítica lo valoró muy positivamente tras varios lustros de ninguneo; y fue el momento en el que creó la manera de trabajar con la que continúa en la actualidad, con su propia oficina, con una casa de discos que le respalda incondicionalmente, y con unos músicos y unos compositores que constituyen un auténtico “dream team” que él dirige magistralmente. Es evidente que marcó un antes y un después en su carrera. Además, el resultado artístico me parece extraordinario, es uno de las cimas de su discografía y el cenit de Jaime Stinus como productor del Loco.
Dedicas un capítulo dedicado a las 13 canciones del disco, ¿cómo ha sido diseccionar cada una de ellas?
Pues ha sido un auténtico placer, la verdad. Como gran melómano que soy, siempre me ha interesado conocer la historia que hay detrás de las canciones que tanto me gustan y emocionan. Como aficionado he disfrutado lo indecible de poder charlar con el Loco y con la gente que construyó el repertorio de Balmoral, que me explicasen de dónde surgió la inspiración, que orientación estilística querían darle, cómo las fueron trabajando… Jaime Stinus, que fue el productor y arquitecto del sonido, me detalló cómo fue vistiendo cada canción y tuvo la enorme generosidad de dejarme escuchar las maquetas de cada tema y las pistas que iba añadiendo. Como te digo, el sueño de cualquier aficionado.
Uno de los entrevistados es Luis Alberto de Cuenca ¿es esta una relación que rompe prejuicios? ¿qué tienen en común un premio nacional de poesía y doctor en filología clásica y un artista de rock and roll?
Sí, es lo que hablábamos antes. El rock en general siempre ha tenido que luchar contra ciertos prejuicios, pero, en este caso, el propio Luis Alberto De Cuenca, una eminencia con un curriculum apabullante, se encarga de desmontarlos. Él dice que nunca ha distinguido entre alta cultura y baja cultura, que se puede disfrutar de la misma manera de un disco de Loquillo que de un tratado sobre la poesía de Homero. Y lo que tienen en común es, sobre todo, una amistad de muchos años basada en una serie de vivencias y referencias comunes. En ese sentido, Gabriel Sopeña, otro amigo personal del Loco que, además de ser uno de sus compositores más importantes, tiene una larga trayectoria rockera a sus espaldas, pero por otro lado ha publicado varios libros de poesía y es profesor universitario y vicedecano de la Universidad de Zaragoza, dice que desde que eso que se llama “alta cultura” (concepto en el que él tampoco cree), nunca ha habido prejuicios hacia los discos de poesía contemporánea de Loquillo, mientras que desde los sectores más inmovilistas del rock sí que se miraba con desconfianza hacia esos mismos trabajos.
¿Serías capaz de hacer una selección de las canciones que más te gustan de Balmoral por orden de preferencia?
Bufff… Muy difícil, por no decir imposible. Una de las cosas que hace de Balmoral un disco especial es, precisamente, que todo su repertorio es muy sólido. No hay bajones ni rellenos. Por otro lado, al ser un puzzle de gustos, estilos e influencias, cada pieza es igualmente importante. Si quitases alguna, el resultado quedaría incompleto. Además, en estos tiempos de listas de singles y listas de reproducción, yo nunca escucho canciones sueltas, sino discos completos