B.Echeverria
Federico Granell (Cangas de Narcea, Asturias. 1974) acaba de presentar su último proyecto «Para iluminar un bosque». La colección empezó a gestarte en el año 2012, sin embargo, en este tiempo de pandemia que nos toca vivir esta obra cobra mayor sentido. Hablamos con él sobre su pintura, sobre su proceso creativo y los elementos que lo conforman.
¿Cómo recuerdas tu comienzo en el mundo del Arte? ¿Cómo recuerdas tus inicios antes de
que comenzaran las exposiciones, antes estar presente en colecciones particulares
alrededor de todo el mundo?
Llevo dibujando toda la vida, siempre me gustó mucho desde pequeño, pintaba en casa, iba a clases de modelado y dibujo con el escultor Mauro los sábados por la mañana, con la idea de prepararme para arquitectura, después de estudiar Ingeniería de Minas dos años me di cuenta que no era lo que me gustaba y en mi casa me dieron la oportunidad de ingresar en la facultad de Bellas Artes en Salamanca al aprobar el examen de ingreso. Esos años fueron muy importantes en mi formación, aprendiendo mucho de mis compañeros y de los profesores, descubriendo técnicas y explorando distintas posibilidades estilísticas aunque ya tenía claro que me interesaba la figuración. El último año de carrera me fui con una beca Erasmus a Milán, siempre había querido estudiar en Italia y para ello hice la primera exposición individual de mi carrera en mi pueblo, Cangas del Narcea, ese fue mi comienzo en el mundo del Arte.
De formación en Salamanca pasando por Londres, Roma y Milán ¿Qué te ha aportado cada estancia en tu visión artística y creativa? ¿Son los viajes una clara inspiración para ti?
Cada lugar que habito me inspira, Salamanca fue el aprendizaje, el colorido tierra y ocre, los cielos inmensos con atardeceres espectaculares, Londres me llevó hacia terrenos más atmosféricos, visité mucho la Tate y me tenía obsesionado la obra de Turner, por lo precursor que había sido de los impresionistas. Milán fue un año de viajar sin parar, descubrir Italia, mi país favorito; en un viaje de la universidad visitamos Roma y desde esa instante quise volver allí, me concedieron una Beca de pintura del Ministerio de Asuntos Exteriores y así descubrí que lo que más me gustaba era pintar, crear mis mundos y mis historias en la Accademia di Belle Arti de Via Ripetta. Me trae muy buenos recuerdos ese periodo de mi vida.
Los viajes siempre me inspiran, la idea de deambular sin rumbo, sentarte en algún rincón a dibujar, observar a la gente, tomarte algo en una terraza, ir al ritmo de la ciudad, es mi ideal de viaje, sin estrés; también me gusta hacer fotos, de esas imágenes pinto cuadros a la vuelta, en mi estudio de Oviedo, trabajar en esas fotos me hace volver a esos lugares. Una manera de viajar a través de los pinceles.
La escultura también está presente en tu trabajo, ¿Cuándo abordas un proyecto escultórico qué cambia con respecto al lienzo o al papel?
Todo lo que hago se basa en el dibujo, incluso las esculturas, normalmente hago un boceto en papel de la idea que quiero representar, para la escultura necesito estar con mucha energía, es un trabajo muy físico. Otro factor muy importante a la hora de realizar proyectos escultóricos es que van a tener multitud de puntos de vista, con lo que se debe cuidar mucho todos los planos, hay que pensar muy distinto a la forma de elaborar una pintura. Hace poco tiempo pude llevar a cabo mi primera exposición solo de esculturas en la Fábrica de Armas de Oviedo gracias a la Fundación Princesa de Asturias, recreando tres poemas de Anne Carson, una experiencia mágica ver ese espacio habitado por cinco personajes femeninos y acompañados de la propia Anne Carson recitando los poemas.
«Tengo debilidad por Hitchcock, David Lynch, Spike Jonze, Michel Gondry, Almodóvar, Tarantino, Fellini, Vittorio de Sica, Sorrentino…»
En cuadros como “Bosques y Casas”, “Villa Excélsior” o “¡Ah! lo que yo sé lo puede saber cualquiera…” tienen cierto aire de película de cine negro, ¿el séptimo arte tiene presencia en tu proceso creativo?
El cine es una gran influencia para mí, no solo el cine negro, también el cine de autor o las superproducciones, mis cuadros a veces pueden sugerir un fotograma de película, un instante de una historia que me gusta dejar abierta para que el espectador la complete. Cada vez tiendo más a hacer exposiciones con cierta narrativa, micro relatos. Me gusta la idea de entrar en la galería y dejarse llevar, que los cuadros te cuenten cosas y al salir tengas la sensación de haber habitado una historia.
Tengo debilidad por Hitchcock, David Lynch, Spike Jonze, Michel Gondry, Almodóvar, Tarantino, Fellini, Vittorio de Sica, Sorrentino…
Hemos visto tu obra en portadas de discos como el de “Parade” y la has publicado en la editorial “Los Doscientos” el libro ilustrado “Las doscientas canciones que vienen al caso” ¿qué importancia concedes a la música en tu día a día? ¿hasta qué punto influye en tu día a día como creador?
La portada para el disco “La deriva sentimental” de Parade es una de esas alegrías que a veces te da la vida, le sigo desde sus inicios en los 90 y cuando me escribió para preguntar si quería colaborar con mis interiores abandonados no me lo podía creer. Encajó todo a la perfección.
La música es muy importante en mi proceso de trabajo, pintar en silencio me transmite una cierta tristeza, así que siempre estoy con música en el estudio que varía según el día y el estado de ánimo. Es parte de mi rutina diaria. Me inspira sobre todo en mis cuadernos de canciones, hace ya varios años que trabajo en esta idea adictiva, representar la música que me marcó y la que voy descubriendo en varias Moleskine que siempre me acompañan. Momentos vitales llevados al papel.
Próximamente tengo intención de auto editar el “Libro de las doscientas canciones» de nuevo con alguna pequeña variación.
Tienes en Spotify una lista de reproducción precisamente con el mismo título del libro, ¿qué canciones o discos son importantes para ti? ¿cuáles estás escuchando ahora?
Es una lista con todas las canciones que aparecen dibujadas en el libro, desde New Order que es uno de mis grupos de cabecera, hasta Family, La buena vida, Pet Shop boys, Radiohead, Björk, The Smiths, Los Planetas, Astrud o Klaus & Kinski. Son sólo algunos de mis artistas de referencia. Ir a conciertos también me inspira a la hora de plasmar imágenes. El año pasado pude ver a The Cure y a Robyn en el Madcool de Madrid y por supuesto aparecieron entre esas doscientas canciones. También suelo hacer homenajes a artistas que igual no escucho tanto pero que nos han dejado, como Camilo Sesto o Jeanne Moreau, es una especie de diario en dibujos y canciones.
Últimamente escucho a Patience, Cigarettes after sex, The Blaze, Girl in red, Chucho, Triángulo de Amor Bizarro, Supernumerario …

Una curiosidad, ¿cuántas libretas Moleskine ilustradas atesoras?
Tendré unas 15 pero ya desde la época de la facultad trabajaba en cuadernos, es un formato que me gusta mucho aunque entonces eran un poco más dispersos, en Roma hice un par de cuadernos de rincones de la ciudad que dibujaba en vivo. Fue con la primera moleskine que empecé a trabajar de forma temática y con un esquema unificado. Al principio eran ilustraciones en blanco y negro, con mucho trabajo de dibujo que poco a poco fueron evolucionando al incluir las acuarelas, abriendo un mayor abanico de posibilidades y jugando a expandir ese dibujo con la realidad en la que me inspiraba, es una manera de jugar con las imágenes. Algo importante para mí, divertirme, evolucionar y no repetirme.
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