DOG CAFÉ

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T. Gesteira

“Soledad es una palabra lánguida, seca, acartonada y difuminada. Me produce dolor, desesperación; a veces, también me produce complacencia. Primero transmite aflicción y asco, segundos más tarde provoca un deleite consciente» 
“Dog Café, Rosa Moncayo (Expediciones Polares, 2017)

 

Es un domingo inusual, como vienen siendo los últimos días en que el otoño se resiste a dejar caer las hojas de los árboles y el sol hace acto de presencia como si de agosto se tratase. Son días raros estos, y los domingos siempre me recuerdan esa cita de Antonio Muñoz Molina que nos decía que son “días de tránsito”, pues en el ocaso del fin de semana ya tenemos la vista puesta en la rutina de los lunes.

Es también un domingo ideal para la lectura, para reflexionar, y para llegar a historias que te cambien la vida. Así ha llegado a mí Dog Café, la primera novela de la joven Rosa Moncayo Cazorla, impregnada de otoño y de sol, de domingos tardíos y de soledades a destiempo. Aquí encontramos a Varez, una chica adicta a las pastillas y que sufre un aborto que la sume en continuas obsesiones. Con todo, no es una novela sobre los efectos, sino más bien sobre las causas de su estado emocional, que parte de una soledad sentida desde cuando era bien pequeña.

Podríamos definir Dog Café como una novela muy intimista, profunda y en la que el lector no podrá salir indemne. La soledad es descrita como un arma de doble filo. Por una parte la protagonista la desea, pero por otro, es como un peso con el que debe cargar toda la vida desde que era bien chiquita. Ella nos confiesa que se ha sentido siempre sola, desde que se sentaba en el pupitre del colegio, y ya nunca será una persona que se rodee de amigos, sino más bien lo contrario. Entre sus amistades se podría contar una chica coreana, con la que Varez vive algo similar al cariño más sincero y a la que le cuenta algunos de sus secretos.

Pero nada dura, y al final todo se desmorona. Lo expresa Varez, esa chica obsesiva y solitaria que podría ser muchas personas a la vez. La sensación de vacío me ha recordado muchísimo a Adelaida García Morales, la mejor escritora que haya escrito sobre la soledad del individuo en espacios inhóspitos. Casualidades o no, lo cierto es que Rosa Moncayo también es fan de Adelaida, pues en su perfil de Instagram compartió una foto con El silencio de las sirenas.

No podemos dejar de pensar en la juventud de la autora, nacida en el año 1993 y heredera de una gran tradición literaria aunque sin miedo a arriesgar y escribir con el corazón en la mano. Y es que la mejor literatura siempre es aquella que apuesta alto, que consigue transmitirnos desasosiego, hacernos reflexionar sobre lo que somos y llevarnos a nuestras partes más oscuras. Eso es Dog Café. Y ha llegado a mi vida en un domingo atípico para quedarse clavado para siempre en mi piel, y para pasar a la lista de libros que más me han impactado. Y no es poco. Felicidades a la autora por removerme.